Danza de los Ferrocarrileros

La Danza de Ferrocarrileros es un baile folklórico mexicano que surgió en Aguascalientes como un homenaje al gremio ferrocarrilero y al progreso que trajeron a la región y al país. La coreografía imita el ritmo y los movimientos de los trabajadores del ferrocarril, especialmente el sonido de las locomotoras. La danza es interpretada por hombres que visten como los obreros de los inicios del siglo XX, con overol de mezclilla, gorra, playera blanca y paliacate rojo.  

Fotografía de un ferrocarrilero, insertada de Pinterest,
créditos de la foto a quien correspondan.

La Danza de Ferrocarrileros es un tributo a la resistencia y el esfuerzo de los ferrocarrileros, quienes impulsaron el desarrollo de México. Los movimientos de la danza imitan el ritmo de las locomotoras y el trabajo en las vías, creando una experiencia visual y auditiva que refleja la importancia del ferrocarril en la historia de México. 

La danza se caracteriza por su ritmo fuerte, paso decidido y coordinación impecable, que asemejan la marcha de un ferrocarril. Es una expresión artística que celebra la cultura y la historia del trabajo ferroviario en México. 

La música de la "Danza de Ferrocarrileros" fue creada por el maestro Ramón Benavides, con la colaboración del maestro Ladislao Juárez Ponce. La coreografía original  es del Mtro. José Luis Sustaita.


Danza de Ferrocarrileros, Baile Folclórico Creativo del Estado de Aguascalientes, Grupo Quetzalcóatl Pehuani


Fuentes consultadas:

- Viva Aguascalientes México : https://www.vivaaguascalientes.com/Atractivo/539

Grupo Quetzalcóatl Pehuani: https://www.facebook.com/quetzalcoatlpehuani/


Una historia del Museo de los Ferrocarrileros

 A lo largo del proyecto de construcción de este Blog planeamos compartir muchas aristas de la vida del Museo de los Ferrocarrileros, porque hay tanto que contar que sería de gran agravio dedicarle sólo una entrada.

Hace doce años el Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero de CONACULTA convocó al evento "Diálogos", que contempló la realización del IX Encuentro Nacional de Investigadores del Ferrocarril, la II Reunión de Museos Ferrocarrileros y el I Coloquio Internacional de Conservación y Restauración.

En dicho evento se presentó la siguiente charla con Salvador Zarco Flores, en donde nos cuenta los orígenes y contexto del nacimiento del Museo de los Ferrocarrileros, las exposiciones que se han presentado, su vocación y planes a futuro.


https://www.youtube.com/watch?v=AqGdJf_xPss



Exposición "El Ferrocarril de Monte Alto"

Una de las cédulas de la exposición que nos habla de la lucha de Nicolás Romero,
fotografía tomada por Trigo Martri.


En el antiguo municipio de Monte Bajo hoy Nicolás Romero, durante la Revolución el ferrocarril se convirtió en el medio de transporte por excelencia; pero en 1939 cuando el gobierno ya empezaba a consolidar un sistema de carreteras, agentes de la Ford convencieron a los socios del ferrocarril de Monte Alto que ése medio de transporte ya era obsoleto. Y en abril 10 de 1940 el ferrocarril llegó a su fin.

La importancia del ferrocarril va más allá de la transportación y comunicación, como lo podemos ver en las exposiciones presentadas en el Museo de los Ferrocarrileros al norte de la CDMX. El pasado 10 de agosto de 2024 se inauguró la exposición “El ferrocarril de Monte Alto” donde se puede conocer parte de la historia de esta línea ferroviaria.

El antiguo municipio de Monte Bajo, hoy Nicolás Romero, colinda en su parte baja con la Sierra de las Cruces, la cual se extiende hasta conectas hacia el sur con la Sierra del Ajusco, y hacia el norte con la Sierra de Jalpa.

 

Estaciones del Ferrocarril de Monte Alto en la exposición en el Museo de los Ferrocarrileros, fotografía de Trigo Martri.


Monte Bajo debe su nombre a una cuestión orográfica, por ser una extensión de la sierra de Monte Alto, que divide a los valles de México y Toluca.

A lo largo del siglo XIX la región, denominada por las haciendas de la familia Fagoaga, heredera de una enorme fortuna creada a lo largo de la época virreinal, fue visitada por numerosos viajeros que dejaron testimonio del paisaje de la zona.

             

Exposición del Ferrocarril de Monte Alto en el Museo de los Ferrocarrileros. 
Fotografías de Trigo Martri.


A través de una colección fotográfica que detalla la importancia de Nicolás Romero, que retoma su nombre por el héroe que le da nombre al municipio, conocido por su valentía contra las tropas francesas, hablando del impacto de las fábricas, el ferrocarril y los movimientos sociales, esta muestra resalta los pilares que definieron la identidad de la región, conecta con las historias de sus trabajadores, las luchas por mejores condiciones de vida y los avances tecnológicos que transformaron la zona.

Para saber más, te invitamos a visitar la exposición que estará disponible hasta mayo del 2025 en el Museo de los Ferrocarrileros (Alberto Herrera s/n, Aragón La Villa (Aragón), Ciudad de México, CDMX) en un horario de Martes a Domingo de 10 a 17 hrs con acceso gratuito.


Salvador Zarco, director del Museo de los Ferrocarrileros, inaugurando la exposición.
Fotografía de Zyan Mejía Nambo.


Otras referencias interesantes:

- El Ferrocarril de Monte Alto, video documental de Meximaniacos: https://www.youtube.com/watch?v=DfA8TzK_5Ok

- La colmena y los parajes del monte bajo en el EDOMEX, Juan Antonio Azurmendi; entre bosques y magueyes: https://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=17192

- La Vida En México de Madame Calderón De La Barca: https://archive.org/details/calderon-de-la-barca-madame-.-la-vida-en-mexico-epl-fs-1843-2023

- Los obreros de La Colmena y la bandera nacional: crónica de una hazaña:

https://semanal.jornada.com.mx/2024/02/11/los-obreros-de-la-colmena-y-la-bandera-nacional-cronica-de-una-hazana-5552.html

- La Colmena, pueblo obrero de Nicolás Romero: https://www.facebook.com/ArchivoNR/videos/historia-de-la-colmena/2088867351507103/

- Las batallas del hilo: Historia e imágenes de las fábricas textiles de San Ildefonso, La Colmena y Barrón, cuna del movimiento obrero mexicano de Gilberto Vargas Arana: https://revistas.inah.gob.mx/index.php/boletinmonumentos/article/view/2190/2115


Integrantes del Libro Club Teodoro Larrey y Salvador Zarco, director del Museo de los Ferrocarrileros, en la inauguración de la exposición "El Ferrocarril de Monte Alto"




La casa de José María Velasco

En el marco de los 200 años de relaciones diplomáticas entre Reino Unido y México, la National Gallery de Londres abrirá al público la exposición “José María Velasco: A View of Mexico” desde el 29 de marzo al 17 de agosto de 2025.

Es la primera muestra dedicada a un latinoamericano es este recinto, y no es para menos ya que José María Velasco es reconocido como el principal exponente del paisajismo mexicano en el siglo XIX.

Autorretrato, (1877) por José María Velasco - Museo Nacional de Artes - México 2024

José María Velasco y Gómez-Obregón nació en Temascalcingo, Estado de México, el 6 de julio de 1840. Estudió en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, debido a una beca que obtuvo por medio de un concurso. Allí fue alumno de artistas como Santiago Rebull, Pelegrín Clavé, Manuel Carpio y, sobre todo, del italiano Eugenio Landesio.

A los 18 años fue nombrado profesor de perspectiva en la Escuela Nacional de Bellas Artes y cuatro años después obtuvo la titularidad de la plaza de profesor de paisaje en la misma escuela. Su labor docente duró más de 40 años. Fue profesor de gran cantidad de artistas, quienes luego seguirían caminos propios dentro de la llamada pintura nacionalista al servicio de la Revolución.

Su producción artística inició en 1868, al concluir sus estudios en la Academia, y se extendió durante 44 años, en los que llegó a crear cerca de 300 pinturas al óleo, además de acuarelas, litografías y pinturas en miniatura. Destacan especialmente sus paisajes del Valle de México.

Cabe destacar que las contribuciones de Velasco al arte nacional no sólo se dieron en el género del paisaje y en sus panorámicas del Valle de México, también fue un hombre interesado en las ciencias naturales y sociales. Manifestó su preferencia por el estudio de la arquitectura, la antropología, la botánica, la geología, la paleontología y una serie de estampas dibujadas con todo detalle sobre la evolución de la flora y la fauna terrestre y marina, lo cual convirtió en una fuente de estudio de la ciencia en México y lo llevó a ser nombrado presidente de la Sociedad Mexicana de Historia Natural en 1881.

Inmueble de la esquina de las calles Misterios y 5 de mayo, fotografía tomada de Google Maps con registro de septiembre 2023.

En 1890 Velasco adquirió y adaptó como estudio un inmueble en la calle 5 de mayo No. 9, esquina Avenida Prolongación Misterios, en la colonia Villa de Guadalupe. Según la historia dicho inmueble pertenecía a unas bodegas de tabaco y en el siglo XVII se subdividió, en al menos tres partes. El hermano de la suegra de Velasco,  el canónigo Galindo, fue quién construyó la casa.

Algunas fuentes aseguran que aunque tenía un estudio como profesor en la Academia de San Carlos, también pintaba en su casa de La Villa desde donde tenía una vista privilegiada. Según el INAH, 1895, el artista modificó enteramente la disposición y arquitectura del inmueble, por ejemplo: suprimió el balcón y en el patio construyó una fuente, un arco y cambió el lugar y la forma de la escalera de cantera.

Velasco pasó los últimos 22 años de su vida en esa casa y desde esta zona pintó algunos de sus cuadros más emblemáticos:

- El Valle de México desde el Tepeyac.

- Valle de México tomado desde el Tepeyac.

- Árboles del pirú del Tepeyac.

- Vista del Valle de México desde el cerro de Santa Isabel.

Valle de México visto desde Guadalupe (1894), José María Velasco

En abril del 2015 con el conocimiento del INAH y el INBA se demolió la parte interior de la casa-estudio conservando la fachada con un aplanado original de terracota y su desplazamiento con características interiores que corresponde a los edificios antiguos que formaron parte de la Villa de Guadalupe a finales del siglo XVII. También el INAH asegura que, a pesar de su valor histórico, el inmueble no está inscrito en el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos, por lo que carece de protección alguna.

Carlos Altamirano Velasco, bisnieto y heredero del pintor y a Laura Bautista Cruz, son dueños del inmueble y responsables de las remodelaciones y mantenimiento de la casa aunque para sus representantes quién estuvo a cargo de dicha demolición fue María Elena Altamirano Piolle, historiadora del arte por la UNAM y bisnieta del paisajista mexicano. Las autoridades no tienen conocimiento del estado actual del inmueble.

Valle de México visto desde Santa Isabel también llamado Cerro del Guerrero (1875),
José María Velasco.

Esta casa es el lugar donde el artista falleció, a un costado de la ventana sur del inmueble, mientras contemplaba el horizonte, tal como lo narra María Elena Altamirano en su libro Homenaje nacional. José María Velasco (1840-1912), un recorrido total por la obra del pintor mexicano; “Cuando Velasco murió estaba en la sala, mirando hacia el sur. Entonces le estaba pegando el sol mientras pintaba una tarjeta postal que dejó inconclusa. Ahora sí que murió con los pinceles en la mano”, detalla.

Monumento a José María Velasco en Calzada  de los Misterios,
fotografía tomada de Google Maps.

En calzada de los Misterios, entre las calles de Euzkadi y Schuman se colocó en 1977 un monumento a José María Velasco, recordándolo como distinguido residente de la zona. La estatua es obra de 1976 del escultor Lorenzo Rafael conocido por haber diseñado las medallas otorgadas en los Juegos Olímpicos de 1968.

 

Fuentes consultadas:

* Talavera, J. C. (2015, 27 abril). Demuelen casa de José María Velasco. Excélsior. https://www.excelsior.com.mx/expresiones/2015/04/27/1020952. Última revisión 29 de abril de 2025.

* Los paisajes de José María Velasco, símbolo de la identidad nacional. (s. f.). INBAL - Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. https://inba.gob.mx/prensa/12554/los-paisajes-de-jos-eacute-mar-iacutea-velasco-s-iacutembolo-de-la-identidad-nacional- Última revisión 29 de abril de 2025.

* De Innovación Pública, A. D. (2024, 8 marzo). Monumento a José María Velasco, Calzada de los Misterios | Mexico City. Mexico City. https://mexicocity.cdmx.gob.mx/venues/velasco-misterios/?lang=es . Última revisión 29 de abril de 2025.

* Imagen de Monumento a José María Velasco · Calz. de los Misterios, Vallejo, Gustavo A. Madero, 07870 Ciudad de México, CDMX, Mexico. (s. f.). Monumento A José María Velasco · Calz. De los Misterios, Vallejo, Gustavo A. Madero, 07870 Ciudad de México, CDMX, Mexico. http://bit.ly/4jXdHfE

* Libro descargado de https://inehrm.gob.mx/recursos/BibliotecaBicentenario/JovenesYNinios/JOSE_MARIA_VELASCO_1.pdf

* Arellano, M. (2024, 10 septiembre). José María Velasco: evolución del paisaje mexicano sobre la obra del «arquitecto del aire». ArchDaily México. https://www.archdaily.mx/mx/961578/jose-maria-velasco-evolucion-del-paisaje-mexicano-sobre-la-obra-del-arquitecto-del-aire?ad_medium=gallery

* De la Encina, J. (1943). El paisajista José María Velasco (1840-1912). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. https://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc6m3j0

 


Teodoro Larrey, abuelo de la lucha ferrocarrilera* | Por Mario Galeana

Teodoro Larrey,
publicado en la revista Ferronales,1976.

Todo comenzó en el cuarto de una humilde casa de huéspedes sobre la 11 Norte de la ciudad de Puebla, que aquel 28 de agosto de 1900 era conocida como la Tercera Calle de Juárez. Acomodados sobre la cama y las sillas, un grupo de mecánicos escuchaba las palabras de un hombre que velaba la juventud de sus 28 años tras un par de bigotes puntiagudos. Su nombre era Teodoro Larrey Ritzinger y era, como ellos, un trabajador ferrocarrilero.

Teodoro azuzaba la conciencia de aquellos hombres. Les decía que los obreros mexicanos merecían el mismo trato que los americanos con los que compartían trabajo, quienes ganaban hasta cuatro veces más, tenían los mejores puestos de trabajo y muchos más privilegios gracias a sus agrupaciones gremiales.

Y, mientras lo hacía, hasta el cuarto se colaba el trajín metálico de la estación ubicada frente a la casa, la del Ferrocarril Interoceánico, donde aquellos hombres trabajaban durante dieciséis de las veinticuatro horas del día. Les aseguró que, si formaban una sociedad, quizá las cosas podían ser mejores para todos. O por lo menos un poco más justas. Luego puso a la vista un papel que era el acta constitutiva de esa nueva sociedad.

El cuarto se quedó en silencio, hasta que un trabajador del cuarto de frenos de aire, “el de mayor carácter y el más decidido”, según una crónica de la revista Ferronales publicada en 1976, se puso en pie para firmar el acta. Todos los demás hicieron lo mismo.


Lugar donde nació Teodoro Larrey, Foto de Wikipedia.

Así surgió la Unión de Mecánicos Mexicanos, el semillero del que se desprendieron las alianzas, mutualidades y sociedades gremiales ferrocarrilerasdel siglo XX, incluido el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), constituido el 1 de febrero de 1933.

La historia del sindicalismo, de las reformas laborales e incluso de la Revolución tuvo muchos principios. Muy pocas veces suele mencionarse que uno de ellos ocurrió en este sitio: en el cuarto de una humilde casa de huéspedes sobre la 11 Norte. El cuarto de Teodoro Larrey.


LAS TRES RUTAS DEL FERROCARRIL EN PUEBLA 

El 16 de septiembre de 1869, tres años antes del nacimiento de Teodoro Larrey, el presidente Benito Juárez inauguró la primera estación del ferrocarril en Puebla.

Esta estación del Ferrocarril Mexicano, una de las tres compañías que se instalarían en la ciudad, era un ramal de 47 kilómetros que iba de Puebla a Apizaco, como parte de la ruta más importante del país, que unía a la capital con el puerto de Veracruz.

En 1891, durante el porfiriato, se instalaría también la estación de Mexicano del Sur, que iba de Puebla a Oaxaca, y un año más tarde la del Ferrocarril Interoceánico, que recorría Puebla, Morelos y Veracruz.

Las tres se encontraban en la zona de la 11 Norte y, a pesar de sus nombres, eran concesiones extranjeras. En todo el país se entregaron 432 concesiones de este tipo antes de la nacionalización del ferrocarril, en 1937.

Por aquella época, esta nueva forma de transporte revolucionó la actividad económica en el país, y supuso también una nueva forma de vida y de trabajo.

El ferrocarril impulsó el desarrollo del trabajo, pero ya en una forma más capitalista. Esto dio pie a la relación entre los obreros y el patrón; es decir, la construcción de un trabajador asalariado. Hay registros contables, hay evidencia de que existía un pago de un salario, pero también una disparidad, porque había trabajadores de escalas altas y bajas”, explica Román Moreno Soto, coordinador del Centro de Documentación e Investigación Ferroviarias (CEDIF).

Los empleados mejor posicionados en estas tres concesiones ferrocarrileras en Puebla eran estadunidenses y el inglés se convirtió en el idioma en el que los jefes se dirigían a los obreros. Lo hablaban a pesar de que un reglamento instaurado en 1898 definía que el español era el idioma oficial del centro de trabajo.

La estructura del ferrocarril era amplia y profusa: estaban los trabajadores que operaban el andar de las locomotoras, pero también los encargados de los talleres en donde se les daba mantenimiento, los que dirigían el sistema ferroviario, la construcción de las vías y hasta los que cargaban las mercancías dentro de los vagones.

De tal forma que un maquinista americano podía ganar 5 pesos por una jornada de trabajo, frente al peso que recibía un trabajador mexicano de vía por las mismas horas.

Si tú te metes a ver los registros contables, vas a darte cuenta de que, entre los trabajadores operarios, como el maquinista, el fogonero o el garrotero, había muy pocos mexicanos. Había pasa-carbones mexicanos, pero sus salarios no eran equiparables con los de los norteamericanos”, abunda Isabel Bonilla, jefa del Departamento de Biblioteca especializada del CEDIF.

De las tres estaciones de ferrocarriles, la más grande era la del Interoceánico, que abarcaba desde la 11 hasta la 17 Norte. Contaba con un hospital, una bodega de carga, varios almacenes y un amplio taller de mantenimiento al que Teodoro Larrey llegaría a trabajar en 1898, dos años antes de fundar la Unión de Mecánicos Mexicanos.


Grupo general de directores, maestros y obreros de los ferrocarrileros en los talleres de Nonoalco,
Fotografía tomada de Pinterest sin crédito visible.

LA FUNDACIÓN DE LA UNIÓN 
Pero la chispa ya estaba encendida. Larrey recorrió el país y fundó varias sucursales de la Unión en distintos estados, y terminó convertido en uno de los líderes del movimiento de nacionalización del ferrocarril.

Teodoro Larrey nació en San Luis Potosí y conoció las entrañas del sistema ferroviario y sus posibles injusticias: su padre fue despachador de trenes y había muerto en ello, sin que la empresa indemnizara a su viuda, que era madre de otras dos niñas.

Tras la muerte de su padre, el chico terminó en un internado y a los 16, a pesar del disgusto de su madre, se enroló de nuevo en los trenes. Ocupó los puestos más bajos de la pirámide ferroviaria hasta que llegó a ser fogonero, pero sufrió un accidente y, desde entonces, se confinó en los talleres como mecánico.

Luego se mudó a Puebla e ingresó a la masonería, que influyó notablemente en los primeros estatutos de la Unión de Mecánicos Mexicanos, con la división de áreas y obligaciones para sus socios.

Ante la falta de una legislación que los protegiera, las organizaciones obreras comenzaron a vincularse con logias masónicas que les dieran cierto apoyo. Había una influencia muy fuerte de Europa y de Estados Unidos, donde ya comenzaba a hablarse de mutualidades, de socialismo y de anarquismo”, apunta Román Moreno Soto.

En aquel cuarto de esa humilde casa de huéspedes, Larrey delineó algunas primeras exigencias de los trabajadores mexicanos para las empresas ferrocarrileras, como el recibimiento de indemnizaciones en caso de cualquier accidente de trabajo, el aumento de salarios y el cese a la preferencia de trabajadores extranjeros.

Años después, en el Constituyente de 1917, éstas y otras demandas fueron incluidas en la Carta Magna, como el derecho a huelga, la accesibilidad de vivienda para obreros, escuelas gratuitas para sus hijos y la disminución de dieciséis a ocho horas de trabajo por cada jornada.

Porque, además de los accidentes, los trabajadores también desarrollaban otras enfermedades. Por ejemplo, los que trabajaban con la pintura tenían después problemas pulmonares; los que trabajaban en la fundición, terminaban con problemas de reumatismo”, detalla Isabel Bonilla.

Aquel primer brote de resistencia sindical en Puebla duró poco. Para 1901, los dirigentes habían sido encarcelados tras haber entablado una huelga de cuatro días; el porfiriato no se distinguía por tener demasiadas concesiones con las luchas sociales.

A fin de cuentas, las ideas de los ferrocarrileros viajaban con la misma velocidad de una locomotora.

Según David G. LaFrance, durante la Revolución muchos trabajadores ferrocarrileros llevaron armas y mensajes por todo el país, aprovechando su facilidad para viajar.

Y el Archivo Histórico Municipal tiene dentro de sus expedientes las cédulas de afiliación de algunos trabajadores ferrocarrileros que formaban parte de clubes liberales y antirreeleccionistas. Ser ferrocarrilero era también ser un revolucionario.


Reunión de dirigentes del Sindicato de Ferrocarrileros, sin fecha.
Tomado de mediateca INAH.


Un pasado sobre vías

La historiadora Isabel Bonilla dirige una biblioteca donde está contenida la historia del ferrocarril en México: las locomotoras, los viajes, los sindicatos, los contratos colectivos, los hombres como Teodoro Larrey, todo, todo está contenido en un pequeño edificio de una sola planta ubicado dentro del perímetro del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos.

Las estaciones del Ferrocarril Mexicano y el Mexicano del Sur fueron cerradas definitivamente en 1972, y fue allí donde, veinticinco años después, se fundaron tanto el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos como el Centro de Documentación e Investigación Ferroviarias.

La estación del Ferrocarril Interoceánico cerró en 1954, pero sus talleres siguieron funcionando veinte años después, hasta que ocurrió un incendio.

En 1995, Bonilla llegó a un programa nacional de rescate de documentación ferroviaria para preservar los documentos históricos de la empresa Ferrocarriles Nacionales de México antes de su nueva privatización.

La historiadora pasó a formar parte del Centro de Documentación e Investigación Ferroviarias, que en 2015 obtuvo la categoría de Memoria del Mundo por la preservación de los registros del sistema ferroviario mexicano correspondientes al periodo 1824-1958.

Entre estos se encuentra la colección de la revista Ferronales, que se imprimió desde 1930 hasta 1990, un catálogo con especificaciones técnicas de locomotoras y equipo de arrastres, además de reglamentos, capacitaciones, manuales y más de 200 mil planos de la red ferroviaria.

Durante los fines de semana, cuando Isabel Bonilla no está trabajando en la biblioteca, está “persiguiendo trenes” cerca de la ciudad. Las fotografías de su teléfono al pie de las vías del tren en Amozoc, o a bordo de una locomotora en Veracruz, dan cuenta del sentido exacto de sus palabras.

En cuanto a Teodoro Larrey, su destino está fielmente registrado.

Durante sus 35 años como trabajador de ferrocarriles, Teodoro trabajó como mecánico, auditor, pasa-carbón y subgerente de Fuerza Motriz.

Aún tuvo tiempo de inventar el Recalentador Larrey, un sistema de ahorro de combustible en las locomotoras que se adelantó a la ingeniería estadunidense, y también fue constructor de las primeras placas de automóvil que se fabricaron en el país.

Murió en la Ciudad de México el 14 de noviembre de 1944, rodeado de ferrocarrileros en un cuarto, como aquel en el que, cuarenta y cuatro años antes, había fundado la Unión.

De su estancia en aquella casa de huéspedes –hoy convertida en una tienda de aparatos electrónicos– quedan dos testimonios: dos placas metálicas instaladas en 1925 y 1980, respectivamente, donde se indica que allí se fundó la Unión de Mecánicos Mexicanos. Ninguna lleva su nombre.



Monumento a Teodoro Larrey en la Plazuela del Señor de los Trabajos, Puebla, Pue. Circa 1972. Fotografía obtenida de Facebook Teodoro Larrey, perteneciente a la familia Larrey Figueroa, aunque en la imagen se puede ver la marca de agua de la comunidad Puebla Antigua.

* Biografía obtenida de: Galeana, M. (2023). Teodoro Larrey, abuelo de la lucha ferrocarrilera. Crónica Puebla, Núm. 981, 8–10. https://issuu.com/cronicapuebla/docs/cr_nica_edici_n_040223/8, Visitado por última vez 24 de abril de 2025.

Exposición Oral sobre el Patrimonio histórico ferrocarrilero | Salvador Zarco

Patrimonio histórico ferrocarrilero
Por Salvador Zarco



Disertación en forma de plática sobre el Patrimonio histórico ferrocarrilero por Salvador Zarco Flores, Director del Museo de los Ferrocarrileros. Este video fue publicado originalmente en el Facebook del Museo de los Ferrocarrileros el 28 de noviembre del 2020. Actualmente dicha cuenta no está en control de los responsables del Museo por ello hemos decidido resguardarlo aquí.
Créditos de la grabación a quien corresponda.

Viajando sobre Rieles | Por Hena Carolina Velázquez Vargas

 

Narración Oral en las sesiones del Libro Club Teodoro Larrey,
Dolores Pascacio (der.) y Maria Luisa Moreno (izq.) Fotografías de Zyan Mejía.

Durante once años, en el Libro Club Teodoro Larrey, nos hemos reunido para celebrar la vida, disfrutar de la Literatura a través de la lectura individual y colectiva, y honrar la palabra mediante el arte de la narración oral.

Nos llena de gozo que nuestra sede sea el Museo de los Ferrocarrileros, un recinto histórico bajo el resguardo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, que se ubica en la vieja estación ferroviaria La Villa de 1907, y cuya vocación es conservar y difundir: las luchas de los trabajadores ferrocarrileros por mejores condiciones laborales y por la democracia sindical, la vida de sus familias y la importancia del tren en México.

Logo diseñado por Trigo Martri en 2024.

El Libro Club se inauguró el 28 de julio de 2013, como iniciativa de Salvador Zarco Flores, actual director del Museo, con la donación del acervo de vecinas y vecinos, de un club de lectura que había dejado de funcionar en la colonia San Felipe de Jesús. Hoy en día, lo integramos dos colectivos de mujeres –Anecdotarias y el Norte también Cuenta—, junto con un grupo voluntario de narradores orales.

En correspondencia con la vocación del Museo, nuestro nombre, Teodoro Larrey, es un homenaje a un trabajador ferrocarrilero que fue promotor en 1900, de la Unión Mexicana de Mecánicos, antecedente de la organización gremial de los trabajadores ferrocarrileros en México.


Hena Carolina Velázquez Vargas, representante del Libro Club
Teodoro Larrey del Museo de los Ferrocarrileros.
Fotografía por Trigo Martri.

Con eventos presenciales y virtuales, hemos atendido de manera ininterrumpida a la comunidad vecinal del norte de la Ciudad de México, a quienes visitan este recinto, a vecinos de la Villa de Guadalupe, y a diferentes poblaciones escolares de la zona. A través de la promoción a la lectura y la narración oral, mediante talleres, actividades de fin de semana, integración de colectivos, narratones, funciones individuales y colectivas que se celebran el primer sábado de cada mes, en Noches de Museos, espectáculos de narración oral para el público infantil, adolescente y familiar, Ferias del Libro de Minería y El Zócalo; además de promover las donaciones, el intercambio de libros y una Fiesta de la Lectura y la Oralidad.

Fotografía grupal de los integrantes del Libro Club Teodoro Larrey
del Museo de los Ferrocarrileros, sesión de Abril del 2025.
Fotografía por Rosa María Celso

Una satisfacción compartida en el Libro Club Teodoro Larrey, es haber mantenido la relación con el público mediante actividades virtuales durante el encierro, a causa de la pandemia del coronavirus (COVID-19).

Del 2020 a 2022, realizamos videos que se transmitieron en el Facebook del Museo, hicimos reuniones de coordinación por zoom, participamos en eventos de capacitación y con cápsulas grabadas en Código Radio. Junto con escritos de nuestra autoría y de otros Libro Clubes, publicamos en el libro digital “Nuestras Palabras. Voces de Libro Clubes”, editado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

Fotografía grupal de los integrantes del Libro Club Teodoro Larrey
del Museo de los Ferrocarrileros, sesión de Enero del 2025.
Fotografía por Trigo Martri.

El 1º de julio del 2024, celebramos once años de viajar sobre rieles con lecturas en voz alta y narraciones orales, participamos en un Laboratorio de Exploración de la Voz que culminó en el espectáculo “Nuestro Corazón con Sor Juana”, que se presentó en el Museo de los Ferrocarrileros, nuestra casa y sede en la zona de La Villa.

Fotografía grupal de los integrantes del Libro Club Teodoro Larrey
del Museo de los Ferrocarrileros y visitantes del Primer Encuentro de Libro Clubes
y Salas de Lectura de la Zona Norte de la CDMX, Febrero 2025.
Fotografía por Rosa María Celso.

 

*Velázquez Vargas, H. C. Viajando sobre rieles (2024). Al Tiro, Revista del Festival de Cine de Barrio, Vol. 5, 23p. https://feciba.com/revista/2024.php

El que se fue a la Villa perdió su silla... | Por Salvador Zarco Flores


En la década de los años 50, del siglo pasado, el poblado de Guadalupe Hidalgo, conocido hoy como la Villa de Guadalupe, fue devastado. Manzanas enteras fueron demolidas una tras otra, con la finalidad de construir la monumental Plaza de las Américas en el Tepeyac y ensanchar algunas vialidades para admitir un aforo mayor de automóviles y camiones que, en un corto lapso, vinieron a sustituir a los tranvías. Los afanes demoledores llegaron al grado de consentir la destrucción de la Capilla de las Rosas, que fue edificada en el siglo XVII, un lugar emblemático del milagro guadalupano.


Pero pese a ello, hoy subsisten un número importante de bienes muebles e inmuebles con valor patrimonial que es necesario proteger y conservar, tales como la Basílica antigua (1709); la iglesia y el ex Convento de Capuchinas (1787); la Iglesia del Pocito (1791), edificada por el arquitecto Francisco Guerrero y Torres; la Iglesia del Cerrito del siglo XVIII; el acueducto de Guadalupe (1751) que cuenta con 2,310 arcos de cantera; los ocho Misterios (1676) que sobreviven en la calzada del mismo nombre; la rotonda de la calzada de los Misterios, que conserva dos basamentos del antiguo arco y una placa labrada en piedra.


Sobrevive también el panteón del Tepeyac (1660) con 2,500 criptas, con piezas de arte funerario románticas, góticas, art decó y art noveau; donde fueron sepultados los restos de José María Velasco, Gabriel Mancera, Manuel Orozco y Berra, Xavier Villaurrutia, Antonio López de Santa Ana, entre otros; la estación ferroviaria de La Villa (1907); la Fundación Mier y Pesado, edificio art decó del arquitecto Manuel Cortina García; los famosos Indios Verdes (1891), esculturas en bronce de dos guerreros aztecas, obra de Alejandro Cassarin, y un sin fin de bienes inmuebles que sobrevivieron a la destrucción, como la casa que habitó el pintor José María Velasco, o la famosa Casa de los Virreyes, de la cual sobrevive hoy sólo una tercera parte

 Calzada de los Misterios, detalle de uno de los Misterios distribuidos en la calle.
Fotografías de Trigo Martri.

Los habitantes de este lugar histórico, principalmente los jóvenes y los niños, deben convertirse en Guardianes del Patrimonio, velar por la conservación del mismo y denunciar los intentos por destruir lo que despectivamente llaman “casas viejas”, pero que en realidad son inmuebles con valor patrimonial característico de aquella noble Villa de Guadalupe. Lo anterior sin menoscabo de las obligaciones que en esta materia imponen las leyes al INAH, el INBA, al Gobierno de la Ciudad de México y la misma Secretaría de Cultura.


*Zarco, Salvador. El que se fue a la Villa perdió su silla. . . (2024). Al Tiro, Revista del Festival de Cine de Barrio, Vol. 5, 18-19. https://feciba.com/revista/2024.php . Última revisión 24-04-2025.

** Fotografía arriba, Salvador Zarco, líder ferrocarrilero y director del Museo de los Ferrocarrileros en la zona de la Villa al norte de la CDMX, créditos de la foto a quien correspondan.