Por Ana Araceli García García
Integrante de la Red Vecinal de Narradoras y Narradores Orales Guardianes del Patrimonio de la zona de La Villa.
Los recuerdos que me llegan a la memoria con los ferrocarriles son: de inicio el tren de carga que pasaba por Manuel González para traer los insumos a la fábrica de aceite Marfil y llevar el producto terminado, se ubicaba enfrente del Cine Tlatelolco en la actualidad quedan los rieles hasta el eje Guerrero y Manuel González; cuando elaboraban el aceite llegaba hasta la colonia aroma de aceite de coco. La aceitera hace tiempo cerro y en su lugar se ubica un centro comercial.
Quiero también comentar mis recuerdos de la Villa de Guadalupe; estoy fotografiada en la entrada de la antigua Basílica, (incluyo foto) estoy con dos amigas de mi mamá con una edad aproximada de 5 años.
La educación en un colegio religioso es más bien de mucha disciplina complementada con aspectos de culto católico, en este caso, un acto de esta categoría es que cada primer viernes de mes acudíamos a la Basílica a escuchar misa, aún se utilizaba velo y de seguro también las misas eran en latín, me gané algunos regaños, no por mal portada sino porque las monjas exageran en conducta; por el solo hecho de voltear cuando alguna monja entraba era tema de regaño. Afuera del salón, esos regaños eran injustos, desde mi punto de vista, porque incluían recriminaciones como de éste tipo: “¿QUE ASÍ TE EDUCAN EN TU CASA?” y hasta me querían jalar las trenzas.
Un aspecto resaltable es que hice examen con sinodal para obtener el título de Contador Privado, cuando estábamos cerca a salir de la carrera nos tocaba estar un tiempo de mecanógrafas en la dirección del Colegio y copiando en la máquina una lista me salté una alumna, salgo y le digo a la madre "Madre, me comí a una niña", con un miedo terrible, ya que eran muy exigentes, me dio un gran regaño y me miró muy feo con sus grandes ojos verdes de mirada fulminante.
Estas son unas de mis anécdotas vivenciales, agradezco su atención para lo comentado y también su comprensión por la sintaxis, no me considero buena redactora y muchos menos relatora.
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